El estilo clásico
En la antigüedad clásica, los griegos y los romanos diseñaron e ilustraron manuscritos, aunque son pocos los que se conservan. Es probable que tuviera mucha influencia el Libro de los Muertos egipcio. Se supone que la fabulosa biblioteca griega de Alejandría, donde la cultura egipcia tardía se combinó con la cultura clásica temprana, contenía numerosos manuscritos ilustrados. En la época de Julio César (100-44 a. de C.), un incendio destruyó esta biblioteca inmensa y sus setecientos mil rollos. En los pocos fragmentos que se conservan de rollos ilustrados, el método de diseño consiste en numerosas ilustraciones pequeñas, hechas con una técnica fresca y sencilla, distribuidas por todo el texto, cuya frecuencia crea una secuencia gráfica cinemática, similar a lo que ocurre con los comics actuales.
La invención del pergamino, mucho más duradero que el papiro, y el formato de códice, capaz de absorber más pintura porque no había que enrollarlo, abrieron nuevas posibilidades para el diseño y la ilustración. Las fuentes literarias hacen referencia a manuscritos en vitela, con un retrato del autor como frontispicio.
El manuscrito ilustrado más antiguo que se conserva data del final de la antigüedad y comienzos de la era cristiana. Se trata del Virgilio Vaticano, creado a finales del siglo IV o principios del V; contiene dos obras importantes del principal poeta de Roma: Publius Vergilius Maro (70-19 a. d e C .): sus Geórgicas, poemas sobre la agricultura y la vida en el campo, y la Eneida, una narrativa épica sobre Eneas, que se marchó de las ruinas en llamas de Troya a fundar otra ciudad en el Oeste. En esta ilustración (arriba), aparecen en secuencia, en una sola imagen, dos escenas que representan el fallecimiento de Laocoonte, un sacerdote castigado a muerte por profanar el templo de Apolo. A la izquierda, Laocoonte se prepara tranquilamente para sacrificar un toro en el templo de Poseidón, sin reparar en las dos serpientes que se le acercan por el lago, en el ángulo superior izquierdo. A la derecha, las serpientes atacan y matan a Laocoonte y a sus dos hijos pequeños.
En el Virgilio Vaticano se utiliza un método de diseño homogéneo. El texto está escrito en mayúsculas rústicas apretadas, con una sola columna ancha en cada página. Las ilustraciones, enmarcadas por franjas de un color vivo (con frecuencia rojo), son del mismo ancho que la columna de texto y están situadas en la parte superior, media o inferior de la página, junto al pasaje ilustrado. Hay seis ilustraciones a toda página y el ilustrador ha escrito con cuidado los nombres de las figuras principales sobre sus imágenes, como hacen actualmente los caricaturistas políticos.
El Virgilio Vaticano es totalmente romano y pagano en su concepción y ejecución. La escritura es romana y las ilustraciones recuerdan los colores intensos y la ilusión de espacio de los frescos murales que se conservaron en Pompeya. Este método pictórico e histórico de ilustración de libros, tan similar a la pintura romana tardía, combinado con las mayúsculas rústicas, representa el estilo clásico, que se utilizó en muchos de los primeros manuscritos cristianos y caracteriza el diseño romano tardío de los libros.
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, en el 476, hubo un período de dislocación e incertidumbre. Las ciudades se deterioraron y se convirtieron en aldeas; los funcionarios abandonaron sus obligaciones y se trasladaron a sus fincas rurales; dejaron de existir el gobierno y la legislación. El comercio sufrió un bajón y casi dejó de existir, porque los viajes se volvieron sumamente peligrosos. Durante este período, comenzaron a formarse en zonas aisladas las lenguas regionales, las costumbres y las divisiones geográficas europeas. La población en general languidecía en medio del analfabetismo, la pobreza y la superstición.
Los mil años que duró la Edad Media se prolongaron desde la caída de Roma, en el siglo V, hasta el Renacimiento, en el siglo XV. En los siglos posteriores a la decadencia de Roma, la influencia bárbara y la romana se combinan para producir un vocabulario de diseño rico y colorido en las artes y los oficios. Aunque se ha llamado al medievo «la edad de las tinieblas», los oficios de la época no fueron nada tenebrosos. El conocimiento y el saber del mundo clásico se perdieron casi por com pleto, pero la creencia cristiana en las escrituras religiosas sagradas se convirtió en el impulso fundamental para la conservación y la fabricación de libros. Los monasterios cristianos eran los centros culturales, educativos e intelectuales.
Ya en el siglo II, se consiguieron diseños de páginas majestuosos en los primeros manuscritos cristianos, tiñendo el pergamino de un color púrpura intenso y costoso y escribiendo el texto en plata y oro. Los artistas gráficos monásticos que hicieron estas obras recibieron una reprimenda severa de San Jerónimo (ca. 347-420), que, en su prólogo a un Libro de Job manuscrito, tildó la práctica de extravagancia inútil y despilfarro.
La evolución de los estilos de letras partía de una búsqueda permanente de formas más sencillas y más rápidas de hacer y de facilitar la escritura. Dos técnicas nuevas importantes destacaron en el transcurso del final de la antigüedad y principios del período cristiano. Las dos se utilizaron fundamentalmente dentro de la iglesia cristiana desde el siglo IV hasta el IX y han mantenido esta asociación. Como hemos mencionado, las unciales (arriba), así llamadas porque se escribían entre dos directrices con una separación de una uncia (la pulgada romana), en realidad habían sido invcentadas por los griegos en el siglo III a.C. En una tablilla griega del 326 d.C. (arriba) se aprecian las características fundamentales de las unciales, que son letras mayúsculas redondeadas, trazadas de forma libre, más adecuadas para escribir con rapidez que las mayúsculas cuadradas o las rústicas. Las curvas reducían la cantidad de trazos necesarios para hacer muchas letras, y también disminuía considerablemente la cantidad de uniones en ángulo (que tienden a obstruirse o a rellenarse de tinta). Algunas letras del estilo uncial amenazaban con desarrollar astas descendentes (los trazos que sobresalen por debajo de la línea de base), pero su diseño siguió siendo como el de las mayúsculas.Un paso hacia la aparición de las minúsculas (letras pequeñas o de "caja baja") fueron las semiunciales (abajo). Se utilizaban cuatro directrices en lugar de dos, y los trazos podían elevarse o descender más allá de las dos líneas principales, produciendo verdaderas astas ascendentes o descendentes. La pluma se sostenía bien horizontal a la línea de base, lo cual daba a las formas un eje vertical firme. Las semiunciales eran fáciles de escribir y tenían más legibilidad, al mejorar la diferenciación visual entre las letras. Aunque algunas semiunciales aparecieron en el siglo III no prosperaron hasta finales del siglo VI.