Además de su propio vocabulario, la tipografía tiene también sus propias unidades de medida. En un principio, el tamaño venía determinado por la altura de las piezas materiales de los tipos de plomo. Obviamente, ya no es habitual que utilicemos tipos de plomo para componer; pero el concepto de letras fundidas en pequeñas piezas de plomo sigue siendo la forma más útil de pensar, en lo que se refiere a tamaños de letras. Aunque originalmente el tamaño del tipo correspondía al tamaño del cuerpo del tipo (el lingote de metal en el que se fundía la letra), en la actualidad lo habitual es que la medida corresponda a la distancia entre el extremo superior del ascendente y el extremo inferior del descendente.
El espacio entre líneas de texto se denomina interlineado. Originalmente se conseguía mediante tiras de plomo (en inglés, lead, y de ahí el término leading, que refiere en inglés al interlineado) que se sitúa entre las líneas de tipos de metal.
Calculamos el tamaño de los tipos con unidades que se llaman puntos. Un punto, tal como se utiliza hoy en día, mide 0,35 mm, o 1 /72 pulgadas. La pica, también muy utilizada por los impresores, consta de 12 puntos. En una pulgada hay 6 picas.
Cuando escribimos una dimensión en picas y puntos, la abreviatura estándar es p.
Anchura de carácter
La anchura de carácter está formada por la letra en sí misma más el espacio que se necesita a cada uno de sus costados para que no se superponga a otra letra. Las anchuras de carácter se describen en unidades, una medida completamente arbitraria que varía de un sistema a otro.
En el ejemplo que aparece abajo, la “M’ de caja alta (por lo general, la letra más ancha) mide 20 unidades de anchura; la medida podría también ser de 40 unidades o de 18 unidades.
Cuando los tipos se fundían a mano, podía ocurrir que cada una de las letras tuviese una anchura de carácter única. A medida que se ha desarollado la composición tipográfica mecánica, los diseñadores de tipos se han visto forzados a restringir el número de anchuras de carácter de una tipografía dada, con el fin de adaptarse a las limitaciones del sistema (metal o fotocomposición) de producción de tipos. A una “a” y una “e”, por ejemplo, puede asignárseles la misma anchura de carácter en algunos sistemas, porque la tecnología no ha sido capaz de admitir distinciones más sutiles.
La tecnología digital actual ha avanzado mucho en la restauración de la variedad que imperaba entre los tipos fundidos en plomo. Muchos programas de software funcionan a una escala de 200 unidades refedas a la anchura de carácter de una "M".