+54 11 3326 9835
contact@formandart.com
11 a.m. to 19 p.m. GMT


Cómic: Ritmo (II)

El tiempo enmarcado

Albert Einstein, en su Teoría Especial (la Relatividad), enuncia que el tiempo no es absoluto sino relativo con respecto a la posición del observador. En esencia, cada viñeta hace de ese postulado una realidad para el lector de cómics. Mostrar la acción en viñetas no sólo define sus contornos, sino que establece la posición del lector con respecto a la escena y muestra la duración de los hechos. Efectivamente, las viñetas "narran" el tiempo. El tiempo transcurrido no lo expresa la viñeta per se, como revela al punto el examen de una serie de viñetas en blanco. La imposición de las imágenes en el interior del marco de las viñetas actúa como catalizador. La fusión de símbolos, imágenes y bocadillos dan por resultado el enunciado. De hecho, en algunos tratamientos del marco de la viñeta, al suprimir las líneas que forman sus lados se obtiene un efecto parecido. El hecho de enmarcar en viñetas separa las escenas y actúa como signo de puntuación. Una vez establecida y montada la secuencia, las viñetas se convierten en criterio con el que juzgar la ilusión del tiempo.

Al estar nuestras vidas inmersas en un mar de espacio-tiempo, nos vemos obligados a dedicar gran parte de nuestro aprendizaje a la comprensión de esas dimensiones. Medimos el sonido de modo audible, según la distancia a la que esté de nosotros. El espacio, por lo general, lo percibimos y lo medimos visualmente. El tiempo resulta más engañoso; lo medimos y lo percibimos por medio de la memoria de la experiencia. Las sociedades primitivas se valen del movimiento del sol, del crecimiento de la vegetación o de los cambios climáticos para medir el tiempo visualmente. La civilización moderna ha ideado un artefacto mecánico, el reloj, para ayudarnos a medir el tiempo visualmente. No hay que desestimar la importancia que ello tiene para los seres humanos. La medición del tiempo no sólo tiene un enorme impacto psicológico, sino que también nos permite adaptarnos a la genuina tarea de vivir. Podría llegar a decirse que en la sociedad moderna es básico para la superviviencia. En los cómics es un elemento estructural de primer orden.



Una medida de tiempo



En la tiras o comic books de hoy en día, el elemento fundamental para transmitir el paso del tiempo es la viñeta. Esas líneas trazadas en torno a la representación de una escena, que actúan como contención o segmentación de la acción tienen como función, entre otras, separar o analizar el enunciado total. Los bocadillos, asimismo artefactos de contención que sirven para atrapar la representación del habla y el sonido, también son útiles en la descripción del tiempo. Los otros fenómenos naturales, el movimiento y los sucesos transitorios que tienen lugar dentro de las viñetas y son descriptos por medio de símbolos reconocibles, se vuelven parte del vocabulario usado en la representación del paso del tiempo. Son indispensables para el narrador, sobre todo cuando quiere implicar al lector. Cuando la historieta pretende ir más allá de la simple decoración, cuando lo que busca es imitar la realidad en una serie de acontecimientos y consecuencias con significado propio, para así provocar la empatia, la dimensión del tiempo es un ingrediente ineludible.

Este fragmento de una historieta de Spirit ("Prisionero del amor", publicada por primera vez el 9 de enero de 1949) versa sobre "el ritmo". Aquí, la acción humana y un fenómeno concurrente (papeles que se queman) son tratados con el ritmo adecuado para crear suspense. El "tiempo" que dura la pelea está directamente relacionado con el tiempo que tardan en quemarse los papeles en el cesto. La construcción de las viñetas también contribuye a darle ritmo.





Estos dos elementos críticos, la viñeta y el bocadillo, cuando cierran fenómenos naturales, apoyan el reconocimiento del tiempo. J.B. Priestley lo resume suscintamente en un escrito, en Man and Time: "de la secuencia de acontecimientos inferimos nuestra concepción del tiempo"




En la siguiente historieta de Spirit, "Juego sucio" (publicada por primera vez el 27 de marzo de 1949), el tiempo es fundamental para percibir los elementos emocionales de la trama. Era necesario enmarcar un período de tiempo que envolviera la trama. La pega era que no bastaba con una simple declaración del tiempo, que resultaría demasiado específica y no acabaría de involucrar al lector. Era preciso emplear un "ritmo temporal" que resultara creíble.

Para lograr ese objetivo se echa mano de una serie de acciones corrientes: un grifo que gotea, encender una cerilla, cepillarse los dientes y, otro ejemplo, el tiempo que se tarda en bajar una escalera.

El número y tamaño de la viñetas también contribuye al ritmo de la historia y al paso del tiempo. Por ejemplo, cuando se trata de comprimir el tiempo, se requiere un mayor número de viñetas. En tal caso, la acción se vuelve más segmentada, al contrario de la acción qu tiene lugar en las viñetas más grandes y convencionales. Al colocar las viñetas muy juntas, alteramos la "velocidad" del tiempo transcurrido en su sentido más estricto.

La forma de las viñetas también es un factor que debe tenerse en cuenta. En una página donde se necesita exponer un "paso" de acción "deliberado", las viñetas están separadas en cuadros perfectos. Cuando suena el teléfono, se necesita tiempo (así como espacio) para provocar un suspense y una amenaza, y por ello la tira es una sola viñeta, precedida por otra tira de viñetas más apretadas y pequeñas.

En los cómics, el ritmo y la velocidad andan entrelazados.


















Recopilación del libro "El cómic y el arte secuencial", de Will Eisner