Es posible contar una historia con la sola imagen, sin el soporte de las palabras. La siguiente historieta de Spirit, "Hoagy el Yogui, 2a parte" (publicada por primera vez el 23 de marzo de 1947), ejecutada en su totalidad como una pantomima, es un intento de poner la imagen al servicio de la expresión y narración. La ausencia de diálogos para reforzar la acción sirve para demostrar la viabilidad de las imágenes sacadas de una experiencia corriente.
La postal y su texto son como un símbolo y un puente narrativo. Aquí es importante porque es necesario que el ritmo de la pantomima, un lenguaje visual, fluya inalterado.
Imágenes sin palabras
Aunque parezcan representar una forma de narrativa gráfica más primitiva, las imágenes sin palabras exigen en realidad una cierta sofisticación por parte del lector (o espectador). Es necesario tener una experiencia común y una capacidad de observación para interpretar los sentimientos del actor.
El arte secuencial que se practica en los cómics presenta una dificultad técnica que sólo se puede superar con una habilidad adquirida a base de práctica. El número de imágenes permitido es limitado, mientras que en una película, una idea o una emoción pueden expresarse por medio de centenares de imágenes expuestas en una secuencia fluida y a una velocidad que imita el movimiento real. En la página impresa, ese efecto sólo puede ser simulado.
Esta secuencia de Vida en otro planeta es otro ejemplo del uso de la imagen como experiencia común. En este caso, y precisamente debido al tema con sus exigencias de emociones "reales" e interacción sofisticada, el dibujo no da lugar a la ambigüedad. Al igual que en la caligrafía, la representación del trazo y el estilo empleado se combinan para conseguir un cierto carácter con los ingredientes emocionales apropiados.