El fenómeno de la duración y su experiencia -lo que solemos llamar "tiempo"- es una dimensión esencial del arte secuencial. En el universo del conocimiento humano, el tiempo se combina con el espacio y el sonido en un marco de dependencia recíproca en el que conceptos, acciones, gestualidad y movimiento tienen un significado y son medidos por nuestra capacidad de comprender su mutua relación.
Al estar nuestras vidas inmersas en un mar de espacio-tiempo, nos vemos obligados a dedicar gran parte de nuestro aprendizaje a la comprensión de esas dimensiones. Medimos el sonido de modo audible, según la distancia a la que esté de nosotros. El espacio, por lo general, lo percibimos y lo medimos visualmente. El tiempo resulta más engañoso; lo medimos y lo percibimos por medio de la memoria de la experiencia. Las sociedades primitivas se valen del movimiento del sol, del crecimiento de la vegetación o de los cambios climáticos para medir el tiempo visualmente. La civilización moderna ha ideado un artefacto mecánico, el reloj, para ayudarnos a medir el tiempo visualmente. No hay que desestimar la importancia que ello tiene para los seres humanos. La medición del tiempo no sólo tiene un enorme impacto psicológico, sino que también nos permite adaptarnos a la genuina tarea de vivir. Podría llegar a decirse que en la sociedad moderna es básico para la superviviencia. En los cómics es un elemento estructural de primer orden.
Para el éxito de la narrativa visual es de capital importancia la habilidad para comunicar el paso del tiempo. Es esta dimensión del entendimiento humano la que nos permite reconocer e identificarnos con la sorpresa, el humor, el terror y toda la escala de experiencias humanas. Es en este teatro de nuestro entendimiento donde el historietista ejercita su arte. En una historieta captamos visualmente el paso del tiempo en el desarrollo secuencial de imágenes que se nos ofrecen. Ahora bien, para transmitir el "ritmo", que es la manipulación de los elementos del tiempo para comunicar un mensaje o una emoción específicos, el elemento decisivo son las viñetas.
Un cómic resulta "real" cuando tiempo y ritmo son ingredientes del proceso creativo. En la música o en otras formas de comunicación auditiva, en las que se alcanza el ritmo o el compás, se consigue esto en períodos de tiempo. En la historieta, se comunica esa experiencia mediante el uso de una serie de ilusiones y símbolos.
El discurso enmarcado
El bocadillo o globo es un invento desesperado que logra capturar y hacer visible un elemento etéreo: el sonido. La disposición de los bocadillos que contienen palabras (su posición entre sí, o con respecto a la acción, o su posición con respecto al hablante) contribuyen a medir el tiempo. Son disciplinarios en la medida en que requieren la cooperación del lector. Otro requisito es el de tener que leerlos en una secuencia ordenada para saber quién habla primero. Nuestra comprensión subliminal de los bocadillos nos permite entender la duración del habla.
Los bocadillos se leen siguiendo las mismas reglas convencionales que el texto normal (es decir: de izquierda a derecha y de arriba a abajo en los países occidentales) y en relación con la posición del hablante.
La representación más antigua de los bocadillos que se conoce eran sencillamente una línea que salía de la boca del hablante o bien, como en los frisos mayas, un paréntesis apuntando a una boca. Ahora bien, a medida que el bocadillo se fue desarrollando, se fue haciendo cada vez más sofisticado y dejó de ser un mero círculo. El globo cobró sentido y contribuyó a la narración.
Cuando el uso del bocadillo se fue extendiendo, su contorno sirvió para algo más que contener palabras. Los contornos de los globos no tardaron en asumir la tarea de incrementar el significado y transmitir el tono de la narración.
Dentro del bocadillo, la rotulación refleja la naturaleza y emoción del habla. Suele ser tan sintomático de la personalidad del propio dibujante (estilo) como del personaje que habla. La imitación del estilo de un idioma extranjero y estrategias semejantes contribuyen a mejorar el nivel del sonido y la dimensión del propio personaje. En ocasiones se intenta "dignificar" la historieta utilizando tipografías mecánicas en lugar de la rotulación manual, por lo general, menos rígida. Y si bien es cierto que la composición tipográfica tiene una cierta prestancia, su efecto "mecánico" no siempre combina con la personalidad del dibujo hecho a mano. Este tipo de rotulación suele tener efecto en el mensaje que se transmite, así que su uso debe ser cuidadosamente considerado.