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Estética: El Renacimiento

El progreso filosófico más interesante realizado durante los siglos XV y XVI, fue la revitalización del platonismo por una serie de pensadores y la creación de un vigoroso neoplatonismo. De entre esos pensadores, el más destacado fue Marsilio Ficino, traductor de Platón y Plotino y fundador de la nueva Academia (1462). En "De amore'" y en su principal obra, la "Theologia platonica", Ficino se apropió cierto número de nociones estéticas fundamentales de los griegos y de San Agustín, y les añadió una de sus más originales ideas, una teoría de la contemplación basada en el Fedón platónico. En la contemplación, dice, el alma sale en algún modo del cuerpo para emigrar hacia una consciencia puramente racional de las formas platónicas. Esta concentración interior es necesaria para la creación artística, que implica desapego de lo real para anticipar lo que aún no existe, y también se necesita para la experiencia de la belleza. (Esto explica el que la belleza sólo pueda ser captada por las facultades intelectivas -vista, oído e inteligencia-, y no por los sentidos inferiores.)


Más importantes para el futuro fueron, sin embargo, los cambios producidos en las concepciones básicas sobre las artes y en las actitudes hacia ellas. Las obras de mayor trascendencia en torno a las bellas artes, fueron los tres libros sobre la pintura, escultura y arquitectura escritos por Leon Battista Alberti, la larga serie de notas redactadas por Leonardo da Vinci con miras a un tratado sistemático sobre la pintura, y los apuntes conservados de Alberto Durero, así como dos libros suyos sobre la geometría y la perspectiva y sobre las proporciones humanas. Uno de los más serios esfuerzos de estos y otros artistas, consistió en fijar un status a la pintura dentro de las artes liberales, separándola de las otras artes manuales entre las que había sido clasificada a lo largo de la Edad Media. El pintor, dice Alberti, precisa un talento y una habilidad especial; necesita una educación liberal y un conocimiento de las cosas humanas y de la humana naturaleza; ha de ser un científico para seguir las leyes de la naturaleza y realizar cuidadosas representaciones de los acontecimientos naturales y de las acciones humanas. De hecho, sus conocimientos científicos han de ser fundamentalmente matemáticos, porque la teoría de las proporciones y la teoría de la perspectiva lineal (que preocupó a los teóricos del Renacimiento, y especialmente a Durero) son estudios matemáticos, que suministran los principios en cuyo marco la realización pictórica puede ser unificada y resultar bella, a la vez que apta para reproducir exactamente. La argumentación de Leonardo en pro de la superiorídad de la pintura sobre la poesía y la música (y también en cierto grado sobre la escultura), seguía líneas parecidas.


El interés por la fidelidad de la representación, que constituye algo fundamental para la teoría renacentista de las bellas artes, se basa también en la evolucionada teoría de la música. Los teóricos de la música, empeñados en asegurar a ésta un puesto entre las disciplinas humanísticas, aspiraban a una música vocal que lograse la fuerza emotiva y la eficacia ética atribuidas a la música griega. Recalcaron la importancia de hacer que la música siguiera al texto, para reforzar el sentido de las palabras. Estas ideas las defendieron, por ejemplo, Gioseffe 7.arlino en sus Istitutioni armoniche (1558) y Vincenzo Galilei en su "Dialogo della musita antica e della moderna" (1581).


La poética del Renacimiento estuvo dominada por Aristóteles y Horacio. El concepto de imitación lo interpretaron y criticaron de diversas maneras los teóricos italianos. Entre los principales puntos de desacuerdo y polémica figura la cuestión de si la poesía puede encasillarse en géneros fijos y obedecer a normas rígidas, tales como las "unidades" dramáticas adoptadas de forma tan intransigente por Giulio Cesare Scaligero en su Poética (1561), y la cuestión de si el poeta es culpable de decir mentiras o de inducir a sus lectores a la inmoralidad. En estas polémicas, la katharsis aristotélica y la condena platónica de los poetas fueron tópicos fundamentales y comunes.


Recopilación del libro "Estética, historia y fundamentos", de Monroe C. Beardsley, y John Hospers.