George Clausen desarrolló una obra pictórica profundamente vinculada con la vida rural inglesa, centrada en los entornos agrícolas, la cotidianidad campesina y las escenas de trabajo manual. Su trayectoria técnica y estilística se desplegó de forma coherente durante más de seis décadas, con una evolución marcada pero sin rupturas abruptas. Desde sus primeras obras en la década de 1870 hasta su producción final en los años 30, mantuvo una atención constante al estudio de la luz natural y al tratamiento cuidadoso de las figuras humanas en su entorno inmediato.
Durante los primeros años de su carrera, Clausen trabajó bajo la influencia del realismo académico británico, aunque sus viajes tempranos a los Países Bajos y a Francia ampliaron su horizonte visual. El contacto con la obra de Jean-François Millet y, sobre todo, con la pintura de Jules Bastien-Lepage, lo llevó a un naturalismo más flexible y atento a la luz. Clausen reconoció públicamente la influencia de Bastien-Lepage en dos ensayos que publicó en 1888 y 1892. A diferencia de otros pintores británicos de la época que adoptaron estilos historicistas o alegóricos, Clausen eligió una pintura sobria, centrada en lo rural contemporáneo, que mostraba labores de siembra, recolección, descanso, maternidad y trabajo en el campo sin idealización ni dramatismo.
A lo largo de los años 1880 y 1890, Clausen consolidó un modo de trabajo basado en la observación directa y el uso habitual de modelos locales. Pintó frecuentemente a su esposa Agnes y a sus hijas, así como a jóvenes campesinas, niños y obreros. La atención al retrato individual aparece integrada siempre en una escena más amplia: figuras de espaldas, rostros semicubiertos, gestos suspendidos. Obras como "The Girl at the Gate" (1889) o "Brown Eyes" (1891) dan cuenta de este enfoque.
Clausen pintaba al aire libre siempre que las condiciones lo permitían. Estudiaba el comportamiento de la luz natural sobre el polvo, la tierra húmeda, las telas de trabajo, el follaje o las nubes. No se interesaba tanto en el detalle botánico como en la atmósfera lumínica general. En varias de sus obras, los rostros de las figuras aparecen sombreados o apenas insinuados, desplazando el foco de atención hacia la calidad del ambiente: el aire frío de la mañana, el calor de mediodía o la bruma sobre los campos al atardecer. En este sentido, sin ser propiamente un impresionista, Clausen compartía con ellos la preocupación por los efectos visuales cambiantes.
El recurso a la composición horizontal, la economía de elementos y una paleta de colores apagados dominan en su producción de madurez. Pinturas como "The Fields in June" (1914), "Midsummer Dawn" (1921) o "Morning in November" (1922) muestran una contención formal que evita el virtuosismo y privilegia la estabilidad compositiva. Clausen rara vez introdujo arquitectura u objetos complejos en sus cuadros: prefería los marcos de campo, setos, árboles y herramientas simples.
Durante la Primera Guerra Mundial, su obra dio un giro temático y técnico, aunque sin perder su sobriedad. Nombrado artista de guerra oficial en 1917, fue asignado a la documentación del esfuerzo industrial británico. Realizó una serie de litografías para la cartera "Britain’s Efforts and Ideals", y en 1919 completó su óleo "Gun Factory at Woolwich Arsenal", una vista panorámica del interior de una planta de artillería. Estas obras, a diferencia de sus pinturas rurales, están marcadas por una luz más cruda, una geometría estructural estricta y una clara voluntad documental. En paralelo, pintó también "Youth Mourning" (1916), una figura femenina aislada en un paisaje vacío, como respuesta personal a la pérdida de un allegado familiar durante el conflicto.
A lo largo de su carrera, Clausen trabajó también en técnicas gráficas: produjo aguafuertes, punta seca, litografías y acuarelas. Fue miembro activo de la Society of Graphic Art desde su fundación en 1921. Aunque no realizó obra decorativa monumental de forma frecuente, fue autor del panel mural "Renaissance" en 1915 y participó en la ornamentación de espacios públicos, como el Palacio de Westminster.
Clausen nunca se adhirió a una escuela o tendencia rígida. Su pintura mantuvo siempre una conexión directa con la observación y la experiencia del mundo visible. Incluso en su producción final, como "My Back Garden" (1940), pintado ya con casi noventa años, su obra continuó siendo un ejercicio de atención íntima a lo inmediato: el jardín propio, el follaje, la luz de Londres filtrada por las hojas. Su tratamiento técnico no buscó el impacto ni la novedad, sino una forma silenciosa y constante de ver.