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Fernando Fader: Análisis de su obra

Yo no miro sino como pintor; mis ojos no disponen de otro procedimiento, como si fatalmente tuviese ante ellos un prisma que todo lo rinde en tonos, valores, pinceladas, expresiones. Cuando miro la naturaleza, una piedra, un tronco de árbol, una vaca o un cerdo, lo miro ya pintado, tamizado por mi espíritu pictórico”, dijo Fernando Fader en abril de 1917. Con esa expresión dejaba muy en claro su profunda vocación artística.

Una curiosidad que vale la pena rescatar y da cuenta de su personalidad, tanto desde lo solidario así como de su postura crítica. Mayol, cuenta: "En 1914, Fader ganó el Premio Adquisición del Salón Nacional por su obra Los mantones de Manila. Rechaza el premio porque considera que el valor asignado por el Estado para dicho premio constituye la mitad de la cotización de su mencionada obra. Constituye en sí un acto de repudio al escaso apoyo del Estado y de sus instituciones hacia las artes plásticas nacionales. Si bien el museo adquiere otras obras de Fader a lo largo de su vida, es en la exposición póstuma realizada por la Galería Müller en 1935, que el MNBA adquiere Los mantones de Manila, junto con La mazamorra y Al solcito. Así, tras poco más de 20 años de haber sido galardonada. Los mantones... ingresan finalmente a la colección del museo".

"Crea la Academia de Pintura en la ciudad de Mendoza en 1905, marcando su interés por promover la enseñanza artística local, casi apenas llegado de Alemania tras completar su formación como pintor. Luego en 1907, integra el Grupo Nexus y expone en Buenos Aires junto con Cesáreo Bernaldo de Quirós, Carlos Ripamonte, Pío Collivadino, Alberto Rossi, Justo Lynch y Arturo Dresco. Fader era el ideólogo del Grupo Nexus. Esto lo ubica en un contexto reflexivo y teórico sobre el arte. En este sentido fue muy importante su formación en el ambiente de Munich entre 1900 y 1904, en ese cruce de debates filosóficos y teóricos del arte. Fader advierte la singularidad del paisaje argentino y de su luz. Promueve la identificación de lo nacional con la pintura del paisaje y de quienes lo habitan. En esta frase tomada de la conferencia sobre el arte argentino de 1907, sintetiza su concepción, 'Las raíces y nuestras fuerzas están en cultivar lo propio'",

Fader se inició como dibujante pero su formación profesional señalaría un quiebre y es el puntapié en su posterior destacada trayectoria. La especialista nos explica que "fue decisivo el acompañamiento de su maestro Heinrich von Zügel, tanto por el tema de pintura animalista como por ir a pintar al aire libre". Y subraya que en verano se trasladaban a Worth, un pequeño poblado en la costa del Rin Viejo para pintar en la naturaleza. “La observación de los animales en el ámbito rural se traducen con pinceladas de materia generosa que estructuran los cuerpos y captan reflejos sin abundar en detalles; tales características pueden apreciarse en las obras de Fernando Fader, "Caballos en Dachau" y "La comida de los cerdos".


Información del sitio argentina.gob.ar


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