La observación de Marie Jeanne Geyer resume perfectamente el recorrido artístico de Gustave Doré:
“Sin embargo, es a la sombra de la pintura donde Gustave Doré inventa, a su pesar, un imaginario moderno en el que aparece, a través de un dibujo innovador y expresivo y de puestas en escena que condensan toda la tensión dramática de una historia, una nueva manera de entender la ilustración. Toda la modernidad de Doré consiste en este alejamiento del texto ilustrado y en la invención de un lenguaje particular que extrañamente parece preceder la historia permitiendo que surja una imagen definitiva»
La importancia del grabado y la edición es fundamental para comprender la popularización de las imágenes compuestas por Doré.
Gustave Doré es ante todo diseñador y pintor. Él mismo grabó muy pocas de sus composiciones. Tenía conocimientos de diferentes técnicas de grabado, destacando la xilografía , y el dibujo sobre piedra litográfica , este último fue con el que inició su carrera, a partir de 1845. Al final de su vida, experimentó a partir de 1872, el grabado , o al menos dibujó sobre barniz suave , dejando que otros grabaran sus composiciones sobre el metal; en total, hay una treintena de placas (sin contar los estados intermedios). Estos son los elementos aportados por Henri Beraldi , que realizó un estudio bastante completo sobre esta cuestión (1887).
Sus propias creaciones de grabados, litografías o grabados representan un porcentaje muy pequeño en comparación con todo el corpus de ilustraciones; su interés por estas técnicas corresponde a la popularidad de la que se beneficiaron sucesivamente en la época en que Doré las practicaba
Dejó que hábiles grabadores (ver más abajo) tradujeran sus composiciones y trabajó en consulta con ellos, así como con impresores y editores. La piedra litográfica reproduce mucho mejor la energía, el estilo, la furia e incluso ciertas cualidades aterciopeladas propias de la línea de Doré, mientras que la traducción a la madera tiende a aplastar un poco el conjunto.