Representó la pintura académica y oficial contemporánea del último cuarto del siglo XIX en la más alta calidad artística y artesanal, en los géneros histórico, burgués, rural y retratos. En la pintura de paisaje, especialmente en los estudios del plein air, llegó al impresionismo y al realismo. Los historiadores del arte de los periodos moderno y socialista condenaron sus composiciones históricas de la historia checa por adolecer de teatralidad en su esfuerzo por fomentar la conciencia nacional y monárquica. La diligencia y tenacidad del pintor se centraron a veces en el descriptivismo, el detalle ilustrativo y la coloración decorativa. Los paisajes y las escenas de género de la vida rural suelen recibir críticas favorables. Brožík los pintó en el contexto de su formación con Léon Bonnat, y algunos de los temas fueron sugeridos por su suegro. La virtuosa habilidad de Brožík como retratista quedó demostrada por su fiel representación de las características psicológicas y los atributos de la condición social de las personas, especialmente de las damas vestidas a la moda, así como por la detallada elaboración del material de sus ropas, accesorios y fondos interiores.
Además de la pintura histórica, Brožík también se dedicó al retrato. Realizó numerosos retratos de familiares, hijos, amigos y personajes famosos. En los retratos de Brožík se aprecia una fuerte influencia del barroco flamenco, especialmente de A. van Dyck. Al igual que él, Brožík tenía facilidad para el tratamiento exquisito del vestido y también era capaz de representar fielmente en color tejidos de seda, rasos, terciopelos, pieles y joyas.
También pintó paisajes a distintas horas del día y de la noche. Plasmó la vida en la campiña francesa con facilidad y sencillez. En innumerables variaciones, plasmó sobre el lienzo las salidas matutinas de los aldeanos para ir a trabajar y sus regresos vespertinos, sus labores en el campo, así como el trabajo de los peones camineros y los picadores, además de su descanso al mediodía y por la noche en las comidas.
Su dominio, sin embargo, seguía siendo los lienzos históricos, en los que intensificaba el color hasta alcanzar una belleza ideal. Hizo realidad su sueño de pintar enormes lienzos de las figuras más nobles de la historia. Experimentó fama y reconocimiento y sigue siendo un fenómeno ineludible del arte checo.
Desde la década de 1980, las condenas negativas del academicismo de Brožík han remitido, y gracias a la historiadora del arte Nadězda Blažíčková-Horová, los cuadros y la carrera de Brožík se investigaron a fondo, se reeditaron y se presentaron en una nueva configuración en una exposición colectiva de obras de Brožík en la Galería Nacional de Praga a finales de 2003, una presentación que mereció una respuesta positiva por parte de los teóricos y del público.