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Francisco de Zurbarán: Análisis de su obra

Zurbarán se considera el pintor monástico por excelencia, lo corrobora el gran número de obras de tema religioso que abundaban en una época caracterizada por la Contrarreforma: series dedicadas a monjes La misa de fray Pedro de Cabañuelas, San Hugo en el refectorio, El adiós de fray Juan de Carrión a sus hermanos, entre otros.

El estilo del pintor es sencillo, aunque respeta las líneas corporales y de los tejidos, y realista mostrando una expresividad muy acentuada en los rostros de sus representaciones. Imbuyó a sus santos, frailes y apóstoles con un modelado figurativo rígido y una refinada simplicidad naturalista.. Su paleta se caracteriza por una elección de colores claros, sobre todo el blanco que aparece en muchas de sus composiciones. Además la influencia de Ribera y de Caravaggio es muy visible en el uso del claroscuro. Zurbarán no se concentró solo en obras de tema religioso sino que aplicó su arte en la realización de obras que representaban objeto de la vida cotidiana, como son los bodegones, conocidos también como naturalezas muertas.

Fiel intérprete de los sentimientos monásticos, presentaba la naturaleza con un asombroso sentido de realidad y una convincente sencillez. Su uso de la luz refleja la influencia de Caravaggio, intensa pero nunca excesivamente dura, y sirve para resaltar los valores escultóricos de cada forma. Nunca se apartó del tenebrismo del primer siglo XVII, ignorando la evolución decorativa del Barroco a medida que avanzaba ese siglo, y solo hacia el final de su vida intentó, con poco éxito, suavizar sus fórmulas para asemejarse más a Murillo. A lo largo de su carrera, se destacó por su capacidad para pintar figuras individuales sin referentes espaciales, lo que explica la igual perfección de sus bodegones, cuyas composiciones sencillas se caracterizan por un riguroso rigor geométrico. Estos principios se reflejan en su curiosa forma de presentar cada motivo, ya sean figuras u objetos, con un sentido peculiar y a veces incoherente de aislamiento con respecto a su entorno. Aun así, cada elemento está ejecutado con el mismo cuidado y precisión meticulosos, desde las partes fundamentales hasta los modestos detalles de cada bodegón.

Recopilación de los libros "El bodegón español en el Prado. De Van der Hamen a Goya", de J.J. Luna ; "Zurbarán", de Jonathan Brown; "Zurbarán: A New Perspective" de Odile Delenda and Mar Borobia


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